Cuando entré en Casa Chic, dije: ¡aca me quedo! No se imaginan lo que es este lugar. Lo primero que te impacta es la vista al río de la Plata, el cielo turquesa y la pileta interminable que se junta con el río. Ni hablar de la decoración neoyorquina con sofás capitoné de cuero marrón, mesas de madera rústica vieja y géneros de lino rayados en almohadones. Nos sentamos en uno de los livings y cada uno pidió algo. Yo me tomé un café con leche (no muy rico). Saqué de la biblioteca una pila de libros y ahí quedé toda la tarde. La chimenea estaba prendida (aunque le faltaba un poco de fuerza). El lugar único. Sólo tiene dos meses, recién inaugurado. Volveré.
Fotos caseras mías.